NUESTRA HISTORIA

Una historia escrita entre todos...

Los Primeros Tiempos - Entre Misas y Ladrillos - Punta Gorda y Santa Rita Hacia el “56” - Un Cristo Diferente - Nuestro Cristo Viviente - Nuestra Señora, Madre del Buen Consejo - Una de Curas Párrocos

“El día 26 de enero del año de gracia de 1949, arribaron a la ciudad de Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay y procedentes de Buenos Aires, para tomar posesión de los terrenos adquiridos para la nueva fundación, los Padres Isaac Cruzado Aranguiz, Comisario Provincial en la Argentina, y Eutiquio Alcalde Alcalde, que seria el primer residente en Montevideo”. Comienza así la historia de la instalación definitiva de los Padres Agustinos en Punta Gorda.
En ese momento el sillón presidencial del Uruguay estaba ocupado por el Dr. Luis Batlle Berres; a su vez, la Santa Sede de Roma era ocupada por su Santidad Pío XII, siendo Mons. Antonio María Barbieri el Arzobispo de Montevideo, Fr. José Hickey el Superior General de la Orden de San Agustín, y el Padre Félix García Vielba el Superior Provincial de la Provincia Agustina del Santísimo Nombre de Jesús de España.

Los Primeros Tiempos

Los lotes adquiridos por la Orden de San Agustín para iniciar su misión no sólo espiritual sino también cultural (ya que apuntaba en ellos la idea de un centro de enseñanza), completaban una superficie de 5 mil metros cuadrados y se hallaban encuadrados (como en la actualidad), entre las calles: Friburgo al norte, Toronto al este, Germinal (Av. Rivera) al sur, pero sin limitar directamente con ella, y Av. Gral. Paz al oeste. Era un terreno alomado y cubierto de abundante vegetación, ubicado en una zona que ofrecía, en ese momento, magníficas perspectivas de barrio residencial. Las casas que en ese entonces existían, eran de traza veraniega y de ciudad-jardín, siendo escasa la población y muchos los terrenos baldíos.
El 4 de febrero de 1949, llega, procedente de la ciudad de Rosario (Argentina), el Padre Juán José Domínguez, quien, con el Padre Eutiquio Alcalde, fueron los encargados de la obra fundacional de la primera iglesia.
En uno de los lotes adquiridos por la Orden sobre la calle Friburgo, existía una pequeña casa, que un vecino de la zona, el Sr. Balestra, y su esposa, se encargaron de equipar siendo allí donde vivieron los primeros años los padres Domínguez y Alcalde.
La casa constaba de dos habitaciones, una orientada al sur, de 4x3.40 m., que hacía de dormitorio de los Padres, y la otra orientada al norte, de 5x3.40 m., que hacía de comedor, sala de estar y de recibir, biblioteca, etc.
A esto se sumaba un pequeño cuarto de baño sin agua corriente. Estas habitaciones son las que luego fueron conocidas como el despacho parroquial y su habitación contigua, en la primera iglesia.


Entre Misas y Ladrillos


La Primera Misa celebrada en los terrenos de la futura iglesia, se realizó el domingo 6 de febrero del 949, a las 9:30 hs. en el jardín de la residencia de los Padres Agustinos.
Fue la vecina y buena colaboradora de los sacerdotes, en estos primeros tiempos, la Sra. Antonia Bergues de Greco, quien se puso en movimiento para dar a conocer en todo el barrio el gran acontecimiento.
Algunas curiosidades de la celebración fueron: de altar hizo la mesa del comedor de los sacerdotes, que se colocó bajo el techo del porche de la casita-residencia; los manteles, vestiduras, cáliz, misal, hostias y campanilla, fueron traídos de la iglesia de Nuestra Sra. del Perpetuo Socorro de la Cruz (en construcción en ese momento); el vino de la celebración fue obsequiado por “un buen vasco” vecino de la zona, Don Basilio Mendizábal; de dosel sobre el que resaltaba la imagen de la Virgen de Lourdes, hicieron dos grandes banderas, pontificia y uruguaya; y los únicos asientos utilizados en esta y en las siguientes misas, fueron 12 sillas de madera prestadas por Doña Antonia y las 4 sillas de los sacerdotes.
Esta primera misa, correspondiente al domingo quinto después de Epifanía, fue presidida por el Padre Domínguez. A ella asistieron unas 150 personas, se repartieron 22 comuniones y la colecta realizada dio como saldo, la extraordinaria suma (para la época) de $ 100.
A partir del primer domingo de marzo, se celebraban en Punta Gorda, dos misas: la primera, a las 7:30 hs., para los madrugadores, y la otra a las 9:30 hs.; y misas los primeros viernes de mes, en honor del Sagrado Corazón de Jesús.
Luego, algunas cosas fueron cambiando y se construyó un quincho, bajo el cual se celebraron las misas, en segunda instancia.
El 9 de octubre del mismo año, se colocó la Piedra Fundamental de lo que sería el futuro templo parroquial, bajo el patrocinio y advocación de Santa Rita de Casia. Según se ha podido deducir de testimonios y documentos gráficos de la época, esta piedra se colocó en terrenos que hoy ocuparía el colegio, y no donde luego fue construida la iglesia.
En este acto estuvieron presentes importantes personalidades del momento, quienes posteriormente firmaron el Acta de Colocación. Ellos fueron:
* Fr. Félix García (prior Provincial)
* Mons. Antonio María Barbieri (Arzobispo
de Montevideo)
Fr. Isaac Cruzado (Comisario Provincial)
Horacio Terra Arocena
Victoria Balestra
Juan Pablo de Lojendio
* Marquesa de Vellisca (los dos últimos vinieron de España para esta ocasión).

¿Desean saber qué había en esta primera Piedra Fundamental? Pues bien, la “Piedra” consistía en un tubo metálico, herméticamente cerrado, que contenía el Acta de Colocación, un ejemplar de los planos de lo que sería el nuevo templo, un periódico del día, monedas uruguayas en circulación en el momento, medallas de Santa Rita y algunas estampas.

Recién en el mes de marzo de 1952 comienzan las obras de construcción de la primera capilla (que muchos habrán conocido) sobre la calle Friburgo al 5778. Capilla de una sola nave rectangular, con presbiterio poligonal. Con ella se construyó también la Sacristía y se cerró el porche de la antigua casita, quedando así esta primera edificación adosada a la nueva iglesia.
Este primer templo fue bendecido solemnemente por Mons. Antonio M. Barbieri el 6 de diciembre de 1952, y continuó acogiendo a la comunidad de Punta Gorda hasta marzo de 1989, en que comenzó a ser demolido.

Punta Gorda y Santa Rita Hacia el “56”

En una visita pastoral a la Parroquia, encargada por el Sr. Arzobispo en julio de 1956, se constata que:
el número de habitantes de la zona que
comprende la parroquia, era de aproximadamente 7000, en su mayoría de clase
media.
el 30% de ellos eran extranjeros.
existía un mayor movimiento de personas en el verano, por la gente que llegada hasta estos lares a veranear.
se notaba gran indiferencia en el terreno religioso.
sólo el 10% de la población era católica práctica, y aproximadamente 650 personas concurrían a las misas dominicales.
la población infantil de la zona ascendía a los 1000 niños, de los cuales el 90% no se instruía en la religión católica.
en la parroquia se preparaba a los niños para la primera Comunión solamente en el período próximo anterior a la fecha y se daba catecismo a los chicos después de la Primera Comunión en casas de familia.

Otra Piedra Fundamental: El Centro San Agustín
En la época en que el Padre Emilio San Román era párroco de Santa Rita surge la idea de realizar un local para atender las necesidades religiosas, sociales, culturales, deportivas y recreativas de la comunidad parroquial y colegial de Punta Gorda, en el sector que en el momento se denominó “de las viviendas”, formado por viviendas de propiedad horizontal y cooperativas. Al ingeniero Eladio Dieste se le encarga el proyecto y dirección de obra del que hoy conocemos como “Centro San Agustín”, sito en la calle Justino Zabala Muniz 5591.
La bendición y colocación de la Piedra Fundamental del Centro San Agustín, se realizó el día 27 de Agosto de 1978 a las 11:00 horas. El Acta de colocación fue introducida en un caño herméticamente cerrado, junto con monedas de la época y medallas, y se enterró bajo la viga umbral de la puerta principal del salón.
Para poder ubicarnos mejor en el contexto histórico, diremos que en el día de la colocación de la Piedra Fundamental, estaba vacante la Sede Apostólica, por fallecimiento del Papa Pablo VI, habiendo sido electo, el día anterior, su sucesor Juan Pablo 1; Mons. Carlos Parteli era el Arzobispo de Montevideo; el Padre Teodoro Tack era el Superior General de la Orden de San Agustín; y el Dr. Aparicio Méndez era el Presidente de la República Oriental del Uruguay.
El primer acto solemne que se celebró en el Centro San Agustín, fue la Misa de Ramos deI 30 de marzo de 1980.
1991: Un Nuevo Templo
Finalmente, en este año 1991, en que su Santidad Juan Pablo II ocupa la Sede de Roma, Mons. José Gottardi es el Arzobispo de Montevideo, el Padre Miguel Angel Orcasitas es el Prior General de la Orden de San Agustín, el Padre Agustín Alcalde es el Prior Provincial de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de España, el Padre Angel Rodríguez es el Prior Viceprovincial y el Dr. Luis Alberto Lacalle es el presidente del Uruguay, se inaugura el nuevo templo de la Parroquia Santa Rita de Casia en Punta Gorda.
¿Y cómo se llegó a esto? La idea de construir un nuevo templo la comenzó a trabajar el P. Antonio Torío, quien empezó a conversar con los arquitectos Sotuyo y Cortazo, quienes, finalmente, realizaron el proyecto de la obra. De estas primeras conversaciones surgió un proyecto muy ambicioso, cuya elaboración fue continuada por el P. Macía, en contacto con los ya citados arquitectos.
Finalmente, en 1988, siendo el P. Nicanor Juárez el párroco, se retorna la idea de construir una nueva iglesia con sus dependencias parroquiales, reduciendo el proyecto original, fundamentalmente en lo referido a la capacidad del templo.
Así, “a los 27 días del mes de mayo del año del Señor de 1989, víspera de la solemnidad del Corpus Christi, se procedió en el barrio de Punta Gorda, entre la Av. Gral. Paz y la calle Friburgo, a la bendición y colocación de la Primera Piedra del Nuevo Templo y dependencias parroquiales, que bajo la advocación de Santa Rita de Casia se levantará”.
En esta piedra Fundamental había: diarios del día, un ejemplar de “Latidos de Santa Rita”, recuerdos de los niños de Primera Comunión, monedas actuales, una cadena abierta, una vela, semillas, una canasta con frutos, una llave, un rosario, una Regla de Vida de los Agustinos Seculares, un motivo con frutos secos, un recuerdo del Colegio La Mennais, rosa, espiga y piedra, y un corazón moldeado en barro.
Ya el l2 de marzo de 1989 se había comenzado a demoler la antigua capilla, que, en principio, iba a ser demolida sólo en parte, para poder seguir realizando en la capilla las celebraciones religiosas. Pero al comenzar a demoler, se encontró un antiguo pozo de agua, impidió realizar el nuevo pilar, por lo que se debió demoler toda la iglesia. Por eso, durante más de dos años, la comunidad de Santa Rita se vio privada de un templo donde celebrar su fe y debió realizar las misas demás celebraciones litúrgicas en el hall de colegio y en la “casita” de Gral. Paz, hecho que sirvió para acrecentar la fraternidad y solidaridad de la comunidad.
Finalmente hoy, con gran alegría, la comunidad de Santa Rita, y toda Punta Gorda tienen un nuevo Templo y nuevos locales de servicios parroquiales donde celebrar y fortalecer su fe y su comunidad.

UN CRISTO DIFERENTE

Sin duda, quienes entren a nuestro nuevo templo no podrán dejar de advertir la imagen de Cristo sobre el altar. Una imagen diferente, distinta. Impacta por su tamaño, su estructura, su concepción, su rostro, sus manos, sus pies. Sí, un Cristo… “diferente”.
Para poder entender y comprender su significado, su sentido, nos acercamos a su autor, el escultor y pintor Jaime Escala, quien, amablemente, nos concedió su valioso tiempo para hablarnos un poco de todo: su vida, su arte, sus obras, el Cristo…

DATOS PARA UNA BIOGRAFÍA

Jaime Escala nació en 1926 en Molinos del Rey, Cataluña. Realizó sus primeros estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge, en Barcelona. Luego vivó algunos años en el pueblo “ La Bisbol, El obispado”. Pueblo de origen medieval, entre la Costa Brava y el Pirineo, que aún hoy conserva las características de sus orígenes. Quizás sea allí donde nació su amor por el arte románico y el trabajo en barro.
En 1950 se traslada a Mendoza, Argentina, y más tarde, nuevos vientos le traen a Montevideo, donde se radica, instala su estudio y ejerce su profesión.
A lo largo de su carrera, ha expuesto sus obras en España, Argentina (Mendoza, San Rafael, Buenos Aires) y aquí en Uruguay (Montevideo, Punta del Este, Salto). Sus obras aparecen publicadas en obras relacionadas con la pintura catalana.

NUESTRO CRISTO VIVIENTE

A Escala se le pidió realizara un Cristo vivo. Un Cristo así, armonizaba perfectamente con su idea de lo que es Cristo. No quedarnos en el Cristo Crucificado, sino que “hay que salir de ella para buscar una imagen más alegre, más feliz, que nos facilite la comunicación con El”. A su vez, buscó sintetizar en su escultura el arte románico con las líneas modernas de la estructura de nuestro templo.
Para Escala, son tres las partes del Cristo que tienen un valor especial: las manos, los pies y la cabeza.
Por lo tanto, a las manos les dio un tamaño mayor,”…porque es un Cristo hacedor. El Cristianismo hay que construirlo, no decirlo”. Y también los pies son grandes y en actitud caminante, viajera, “porque ha pisado la tierra”. Es un Cristo que ha estado con nosotros, que ha caminado y sigue estando y caminando a nuestro lado.
Por otra parte, él no concibe la cabeza de Cristo con una expresión totalmente moderna, sino que va a buscar sus orígenes y la concibe estilizada, mezcla de arte románico y bizantino. Además, por el contexto fuerte de la arquitectura y los vitrales existentes, debía ser una cabeza muy fuerte, no dura, sino dulce.
Y así se llegó a la realización de este Cristo, de algo más de cuatro metros de longitud, modelado a mano, en barro hueco y luego cocido y que presenta una estructura interior de hierro que le da unidad, permite que se sujete al techo y que se articulen sus piernas, brazos y cabeza.
Este Cristo vivo nos invita a estar como El en el mundo, testimoniando viviendo nuestro compromiso cristiano en nuestras acciones y actitudes cotidianas.

Virginia Otegui

NUESTRA SEÑORA, MADRE DEL BUEN CONSEJO

A Jaime Escala, el mismo autor del Cristo viviente, también se le pidió que pintara la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo que se encuentra en nuestro templo.
Cuentan las crónicas que la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo pertenecía a una pequeña iglesia de los alrededores de Escútari de Albania. Al ser conquistada Albania por los turcos, cierto día, la imagen se desprendió de su lugar en presencia de dos devotos.
Testimonios sacados de la época afirman que es la misma que se posó en la pared de una iglesia románica, situada en Genezzano, que estaba siendo reformada por los agustinos.
Los agustinos llegan a la ciudad de Genezzano en 1278 y fueron los inspiradores espirituales y los promotores más directos del culto a Nuestra Señora, Madre del Buen Consejo.
Esta pintura es anónima. Algunos la consideran como obra maestra del siglo XIII, del más puro estilo románico. Otros la consideran como obra de arte tardo-bizantino, con influencia de la escuela venetana. Jaime Escala, basándose en material recogido en Genezzano y Albania, fotografías y descripciones del entorno, realizo una interpretación de esta obra, tomando”…lo que ésta tiene de ingenuidad, de gracia y de dulzura”.
A la derecha del cuadro se encuentra la imagen de la Madre con el Niño,”…una imagen muy franca, muy abierta, de confianza”.
En el fondo, sobre la izquierda, muestra el paisaje de Albania en color azul, porque el color azul simboliza la lejanía en plástica, pues es un color frío. “Es una lejanía de espacio y de tiempo”.
Con un poco más de color, aparece representado el arte románico, con una columna dórica que está entrando dentro del espacio que ocupan la Virgen y el Niño.
Por último, cabe decir que esta obra es un retablo (pintado en tela sobre madera), donde se utilizan técnicas mixtas.
Que la simpatía y dulzura, la paz y la confianza, el calor y la ternura que se desprenden de la imagen de la Virgen del Buen Consejo, acompañen el caminar de nuestra parroquia y nos ayude a ser constructores de la Civilización del Amor en nuestra sociedad

Carla Degiovanangelo


Una de Curas Párrocos

A lo largo de todos estos años en que lo Agustinos han estado en Punta Gorda, varios han sido los Sacerdotes que, como Párrocos han guiado a esta comunidad de Santa Rita dejando todos ellos su huella en ella. Queremos aquí enumerarlos, como forma, no sólo de recordatorio, sino sobre todo de agradecimiento por su entrega y dedicación a la comunidad. Ellos han sido:

Fecha de toma de posesión de la Parroquia. Nombre del nuevo Párroco

10/02/50: P. Juan José Domínguez
13/04/52: P. Epifanio Aláez
27/03/55: P. Ambrosio Alonso Rodríguez
17/11/63: P. Miguel Escartín
09/02/74: P. Emilio San Román
27/09/80: P. Antonio Macía
27/09/80: P. Antonio Torío
22/05/86: P. Nicanor Juárez
03/86: P. Miguel Escarpín
28/08/04: P. Aldo Marcelo Cáceres