Jesús pide que la familia sea lugar que acoge y genera la vida en plenitud. Esta no da sólo la vida física, sino que abre a la promesa y a la alegría. La familia es capaz de «acoger» si sabe preservar la propia intimidad, la historia de cada uno, las tradiciones familiares, la confianza en la vida, la esperanza en el Señor. La familia es capaz de «engendrar» cuando hace circular los dones recibidos, cuando custodia el ritmo de la existencia cotidiana entre trabajo y fiesta, entre afecto y caridad, entre compromiso y gratuidad. Este es el don que se recibe en la familia: custodiar y transmitir la vida, en la pareja y a los hijos. ...[leer todo]
La vida de familia conlleva un estilo singular, nuevo, creativo, que hay que vivir y saborear en la pareja y transmitir a los hijos a fin de que transforme el mundo. El estilo evangélico de la vida familiar influye dentro y fuera del ámbito eclesial, haciendo brillar el carisma del matrimonio, el mandamiento nuevo del amor a Dios y al prójimo.
Grupo de Padres con Hijos Adolescentes
Mail de contacto: marcelavogler@ yahoo. com. ar
En el patio de tierra de mi casa había dos grandes paraísos. De chico nunca me pregunté si ellos también habrían nacido, crecido, o sido trasplantados. Simplemente estaban allí, en el patio, como estaban el cielo, las estrellas, la cañada en el campo, y el arroyo allá dentro del monte. Formaban parte de ese mundo preexistente, de ese mundo viejo con capacidad de acogida que uno empezaba a descubrir con asombro. Eran lo más cercano de ese mundo porque estaban allí nomás, en el medio del patio, con su ancho ramerío cubriéndolo todo y llenando de sombra toda la geografía de nuestros primeros gateos sobre la tierra. Ellos nos ayudaron a ponernos de pie, ofreciéndonos el rugoso apoyo de su fuerte tronco sin espinas. Encaramados a sus ramas miramos por primera vez con miedo y con asombro la tierra allá abajo, y un horizonte más amplio alrededor. Los pájaros más familiares, fue allí donde los descubrimos. En cambio los otros, los que anidaban en la leyenda y en el misterio de los montes, los fuimos descubriendo mucho después, cuando aprendimos a cambiar de geografía y a alejarnos de la sombra del rancho. Fue en ellos donde aprendimos que la primavera florece. ...[leer todo]
Actividad:¿En el patio de tierra de tu casa hay dos paraísos? ¿Cómo es la relación entre ambos? Medita sobre tus hijos y ese patio de tierra. Elige la frase del texto que más le haya llegado/impactado. ¿Creemos que estamos ayudando a nuestros hijos a crecer en la vida? Recuerda los valores y las experiencias que has transmitido a tus hijos. Crees que nuestros hijos aprenden a valorar más a sus dos paraísos, cuando ellos mismos cambian, crecen, maduran y aprenden a reconocer a los dos árboles en lo que verdaderamente son. Sintetizar en una frase el mensaje que has descubierto en el cuento para tu vida.
Javier Fernández
Grupo de Padres con Hijos Adolescentes
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Poco después de nuestra boda, en una de nuestras salidas hicimos amistad con una pareja que llevaba unos quince años de casados. La novedad de nuestro estilo de vida dio ocasión para compartir entre nosotros semejanzas y diferencias respecto a la celebración del matrimonio y otros aspectos. Seguimos años después con un contacto esporádico y algún encuentro entre nosotros. Aunque el hecho de haberse ido a vivir a otra ciudad nos fue distanciando.
Pocos días atrás nos volvimos a encontrar. Veníamos posponiendo el encuentro, pero al final se dio y volvimos a tener mucho de qué dialogar. Hubo un tema que concentró casi toda la conversación: los hijos que se van de casa. Ellos tienen tres. El año pasado dos de ellos levantaron vuelo. Una para formar su propia familia. Otro para estudiar y trabajar en una lejana ciudad.
Ambos tienen edad para eso. Pero igual su partida con pocos meses de diferencia los impactó. Eran una familia muy unida. Con frecuencia salían los cinco juntos o se unían en largas comidas de fin de semana en su casa o junto a amigos o novios. Ahora todo sería distinto. Y a nuestros amigos les costaba. Nosotros les contamos lo que habíamos oído hace tiempo que a los hijos tenemos que darles raíces para que crezcan, pero también alas para que un día levanten vuelo. Nos dijeron que también habían escuchado esa frase y les pareció linda. Pero que una cosa es decirla y otra vivirla.
“Hay razones que el corazón no entiende” nos dijo la esposa. Ella era muy apegada al varón que viajó a otra ciudad.
Lo extrañaba mucho y no se conformaba sólo con comunicarse frecuentemente con él. Ambos sentían aún el nido casi vacío, a pesar de que quedaba la hija menor con ellos.
Actividad: ¿Qué podemos hacer ahora para intensificar nuestra relación de esposos y así sufrir menos con la partida de nuestros hijos?
No sabemos qué nos pasará cuando nuestros hijos abran sus alas y se larguen a volar, pero si sabemos que ese momento nos encontrará junto a nuestra/o esposa/o. Es por ello que necesitamos fortalecer nuestra unidad en el matrimonio. Dialogando, con paciencia, comprensión, respeto y ternura cada pareja encontrará su “fórmula secreta”. Pero hay una cosa y es la más importante: Nuestro Padre del cielo, va a estar con nosotros, ayudándonos a transitar ese momento, dándonos fuerza como lo hace siempre. Sigámoslo escuchando y no nos apartemos de él y hagamos que nuestro amor conyugal siga creciendo en él.
Javier Fernández
Grupo de Padres con Hijos Adolescentes
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Queremos compartir con ustedes nuestra experiencia en el grupo. Ver testimonio
Marcela y Federico.
Queridos padres:
Tenemos ganas de compartir con ustedes un pequeño fragmento del Evangelio de Lucas donde nos nuestra al Señor en su etapa de adolescente:
“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser. Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraran, volvieron a Jerusalén en su búsqueda. Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.
Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.» El les contestó: « ¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?» Pero ellos no comprendieron esta respuesta. Jesús entonces regresó con ellos, llegando a Nazaret. Posteriormente siguió obedeciéndoles. Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón”.
Imagínense la situación. Como en esa época viajaban en caravanas: por un lado los hombres que iban primero y por otro lado las mujeres y los niños que iban por detrás, María debió haber pensado que Jesús regresaba con su padre y José seguramente imaginó que volvía con María. Pero el Señor no obedeció y se quedó en el templo. Jesús debió haber pedido permiso a sus padres o por lo menos haberlos prevenido, pero no lo hizo y decidió quedarse atendiendo los asuntos de “su Padre”. ¡Qué desesperación para María y José! No sabían dónde estaba su hijo.
Pero el hijo de Dios había seguido a su corazón y lo deslumbró lo que ocurría en el templo. El Señor también fue adolescente, también quiso vivir su propia experiencia y hasta desobedeció a sus padres.
Por lo tanto queridos padres, a no desesperar. Nuestros hijos hacen su camino, quieren vivir sus propias experiencias y buscan su identidad.
Acompañémoslos en esta etapa con amor. El amor implica límites. No tengamos miedo de ponerlos. Y recordemos que podemos recurrir a María para pedirle consejo y protección. Ella también fue madre de un adolescente.
Grupo de padres con hijos adolescentes
(Patricia, Alejandro, Claudia, Gabriela, Jorge,Silvia, Sergio, Marcela y Federico)
Parroquia Ntra. Sra. del Pilar | C/ Colón 1839 | S2000FKC-Rosario | Santa Fe | Argentina |