El 9 de junio de 1930 el Sr. Obispo de Santa Fe, Monseñor Boneo autorizó a los PP. Agustinos a fundar una casa cuya residencia era en la calle La Paz 516, esquina 1º de mayo, actual predio del Colegio Verbo Encarnado, de la ciudad de Rosario. Poco tiempo después estuvo en propiedad de los PP Agustinos y el 30 de diciembre de 1930 se faculto al P. Ricardo Llamas, para que firme la escritura. A partir de aquí ya tenían una buena base de asentamiento, tanto para sus actividades apostólicas como para levantar la vivienda, decisión que tomaron enseguida pues comenzaron a vivir en ella en febrero de 1931.
Se ha afirmado que los Padres Agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús de España han querido perpetuar el recuerdo del XV Centenario de la muerte de San Agustín con la creación de una Residencia y Capilla que llevan el nombre del Santo Fundador de la Orden Agustiniana en la gran ciudad de Rosario de Santa Fe.
Al mismo tiempo se iniciaron las obras en la capilla de San Agustín. La bendición y inauguración de esta hermosa capilla de San Agustín reunió todos los caracteres de una gran solemnidad. Fue todo un acontecimiento. Mucho tiempo antes de empezar la función religiosa, el público ya llenaba las esquinas de La Paz y 1º de Mayo, esperando con avidez a que se abrieran las puertas con el fin de ser puntuales y encontrar asiento, en el que poco después seria un nuevo templo católico.
Las campanas, obra de la casa de Festenessi y Delco, habían sido bendecidas a las 18 hs el día 5, la víspera de la inauguración por el P. Visitador General de los Agustinos Mariano Revilla. El domingo 6 a las 9 hs el ilustrísimo Protonotario Apostólico y Vicario General de la Diócesis, Monseñor Andrés A. Olaizola, asistido por los Superiores de los canónigos regulares lateranenses y por los agustinos recoletos, PP. Bonfacio Arrizola y Francisco Nafría, procedió a las bendición del nuevo templo, que presentaba un aspecto hermosísimo por su sencillez encantadora, gravedad y profusión eléctrica.
La inauguración tuvo lugar el 14 de julio de 1940. Contó con la presencia del representante de la Nación, del Gobernador y Ministros de la Provincia de Santa Fe, junto con las más altas autoridades eclesiásticas y militares de la ciudad. La Capilla estaba dedicada a la Virgen del Pilar, que era la titular de la Parroquia. Tanto la parroquia como la imagen fueron bendecida por el Sr Obispo de Rosario, Cardenal Antonio Caggiano, la imagen de Nuestra Señora del Pilar fue donada a los P. Agustinos por la dama rosarina Doña María Salomé Freire de Iriondo. El P. Isaac Cruzado dio lectura al decreto de creación de la Parroquia del Pilar. Se realiza el nombramiento del P. Ricardo Llamas como Párroco.
La piedra fundamental de este nuevo Templo había sido bendecida y colocada por Monseñor Caggiano el 12 de abril de 1946. EL 11 de abril de 1947 comenzó la obra y el 3 de octubre de 1953 se dio por terminada la construcción del Templo, siendo bendecido e inaugurado oficialmente el 3 de octubre de 1954, con la recepción de la imagen de Nuestra Señora del Pilar, traída desde Zaragoza, España (replica de la original), que desde entonces preside el altar. Era entonces Párroco el P. Juan Vallujera.
El 3 de octubre del año 1954, llega a nuestro templo la imagen de la Virgen del Pilar, traída de Zaragoza, España, lugar de la aparición. La imagen es de metal, cruzo océanos y mares y una vez en Buenos Aires fue traída por el río Paraná acompañada por colectividades españolas con trajes típicos. Ya en nuestra ciudad fue recibida a la altura de Bvard 27 de Febrero por los sacerdotes agustinos, miembros de la Acción Católica y multitud de fieles.
En el año 40, el Apóstol Santiago Mayor, hermano de San Juan e hijo de Zebedeo, tuvo la inspiración de ir a predicar a España. Al tiempo de salir de Jerusalén obtuvo la bendición de la Santísima Virgen María y se traslado a aquella porción del mundo, hasta el lugar conocido como Finis (Fin de la Tierra) sumergida en la idolatría.
En Celtiberia, a las orillas del río Ebro, a la altura de la ciudad de Zaragoza, el apóstol Santiago predicó durante muchos días. Cierta noche, acompañado de sus discípulos, oyó voces de ángeles que cantaban el Ave María y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol. Le pidió al Apóstol que se construyese ahí una Iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y donde “permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio”. Y se construyó el primer templo del mundo dedicado en honor a la Virgen María.
Es una “seña de identidad” en su proyección y devoción en los países hispánicos. La fiesta se celebra el 12 de octubre, coincidiendo con la fecha en que Cristóbal Colón descubre el Nuevo Mundo. En 1908, los embajadores de todas las naciones hispanoamericanas trajeron las banderas de sus respectivos países y las depositaron a los pies de la Virgen del Pilar. Juan Pablo II la llamó “Madre de la Hispanidad”.
El Pilar no es lugar de grandes peregrinaciones organizadas, ni la tradición de una exquisita liturgia, o lugar de grandes y clamorosos milagros. Es el lugar querido por Dios para la peregrinación solitaria, privadamente, llevando una oración en los labios, una promesa en el alma y un cirio en las manos. Su liturgia es un lenguaje inaudible, silencioso, que consiste en “mirar, en “ver” a la Virgen. Es repetir con los labios el deseo del corazón que se hace petición silenciosa: “Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.
La imagen de la Virgen se halla colocada sobre el Pilar de 24 cm. de diámetro y de 1,70 de altura. Su columna jamás ha variado su emplazamiento desde la fecha en que se sitúa la venida de María, el 2 de enero del año 40.Hablar de pilar o de columna es hablar de solidez, de firmeza, de fortaleza, de seguridad, de soporte, de confianza. María es ese pilar de la Iglesia que nos lleva a unirnos con Dios, que nos acerca la presencia de Dios a la tierra, la fuerza para vivir los valores del Reino, la confianza en que la presencia de María es garantía de nuestra fe y esperanza frente a los avatares de la existencia.
Es una venida extraordinaria de la Virgen en su vida mortal. Viene a Zaragoza a animar a Santiago cuando todavía estaba viva en Palestina. María, rodeada de ángeles, viene con un Pilar o Columna, para que sobre él se construyera la primera capilla, que sería el primer templo mariano de la cristiandad. La Virgen viene con su Pilar para sostener el empeño evangelizador de Santiago el Mayor. Y esto explica la profunda y estrecha vinculación entre la devoción pilarista con la tradición jacobea, Zaragoza y Santiago de Compostela.
Parroquia Ntra. Sra. del Pilar | C/ Colón 1839 | S2000FKC-Rosario | Santa Fe | Argentina |