ALEGRÉMONOS y llenémonos de gozo, porque el Señor ha amado a esta virgen santa y gloriosa. Esta virgen es la beata Magdalena Albrici –nacida el siglo XV en la ciudad italiana de Como– que, deseosa de consagrarse a Dios, fundó con un grupo de jóvenes una comunidad agustiniana a las afueras de su ciudad. Fue una entusiasta propagadora de la vida agustiniana y agregó a la Orden distintos conventos de monjas. Prefirió siempre servir antes que presidir. Sus restos se veneran en la catedral de Como y Pío X confirmó su culto. Que su ejemplo e intercesión nos ayuden a vivir siempre la vocación a la que hemos sido llamados
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