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NOVEDADES

Este miércoles 10 de marzo comienza la Novena en honor a San Jose

¨San José; patrono de la Iglesia Universal y de la Orden agustiniana¨.

Oración INICIAL para todos los días

Himno a san José 

Hoy a tus pies ponemos nuestra vida;

hoy a tus pies, ¡Glorioso San José!

Escucha nuestra oración y por tu intercesión

obtendremos la paz del corazón.

 

En Nazaret junto a la Virgen Santa;

en Nazaret, ¡Glorioso San José!

cuidaste al niño Jesús pues por tu gran virtud

fuiste digno custodio de la luz.

 

Con sencillez humilde carpintero;

con sencillez, ¡Glorioso San José!

hiciste bien tu labor obrero del Señor

ofreciendo trabajo y oración.

 

Tuviste Fe en Dios y su promesa;

tuviste Fe, ¡Glorioso San José!

Maestro de oración alcánzanos el don

de escuchar y seguir la voz de Dios.

 

 

1er DÍA (10 de marzo) – JOSÉ, CON CORAZÓN DE PADRE

Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios “el hijo de José”.

Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. 

Mt 1,16

 

Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. Todos pueden encontrar en san José, el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta, un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. A todos ellos va dirigida una palabra de reconocimiento y de gratitud. 

Ofrezcamos el rezo de esta novena por todos aquellos que forman parte de nuestras familias, comunidades parroquiales y educativas, obras misionera y de promoción social y culturales de nuestra Orden agustiniana y de la Iglesia para que en cada una de ella sigan trabajando por el bien de todos.

 

 

2do DÍA (11 de marzo) – JOSÉ, padre AMADO

La grandeza de san José consiste en el hecho de que fue el esposo de María y el padre de Jesús.

El Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.  Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados”. 

Mt 1, 20-21

 

Por su papel en la historia de la salvación, san José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano, como lo demuestra el hecho de que se le han dedicado numerosas iglesias en todo el mundo […]Muchos santos y santas le tuvieron una gran devoción […]En todos los libros de oraciones se encuentra alguna oración a san José […]La confianza del pueblo en san José se resume en la expresión “Ite ad Ioseph”… «Vayan donde José y hagan lo que él les diga» (Gn 41,55). 

 

QUE EN NUESTRAS COMUNIDADES CREZCA EL AFECTO POR SAN JOSÉ. 

Imploremos a San José para que interceda por las necesidades de cada una de nuestras comunidades, de la ORDEN y de nuestra Iglesia.

 

 

3er DÍA (12 de marzo)- JOSÉ, padre en la TERNURA

Jesús vio la ternura de Dios en José.

Los pastores se decían unos a otros: “Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado”.  Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. 

Lc 2, 15-16

Muchas veces pensamos que Dios se basa sólo en la parte buena y vencedora de nosotros, cuando en realidad la mayoría de sus designios se realizan a través y a pesar de nuestra debilidad […] debemos aprender a aceptar nuestra debilidad con intensa ternura… La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros […]Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. 

QUÉ DIOS NOS DÉ LA GRACIA DE ACEPTAR NUESTRAS FRAGILIDADES CON INTENSA TERNURA.  Que la intercesión de San José nos ayude a reconocer cómo Dios actúa en nosotros en medio de nuestras debilidades y miedos. 

 

 

4to DÍA (13 de marzo) – JOSÉ, padre en la OBEDIENCIA

En la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre. 

“El Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: ‘Levántate, toma al niño y a su madre’…  José se levantó, tomó… al  niño y a su madre”.

Cfr. Mt 2, 13-14

Así como Dios hizo con María cuando le manifestó su plan de salvación, también a José le reveló sus designios y lo hizo a través de sueños… uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad.

José estaba muy angustiado por el embarazo incomprensible de María. “No temas aceptar a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella proviene del Espíritu Santo…” Su respuesta fue inmediata. Con la obediencia superó su drama y salvó a María. José no dudó en obedecer, sin cuestionarse acerca de las dificultades que podía encontrar. En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “FIAT” / “SEA”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní. 

 

QUE SAN JOSÉ NOS ENSEÑE A ESCUCHAR Y CUMPLIR LA VOLUNTAD DE DIOS.

Pidamos a Dios, por la intercesión de San José, para que en los proyectos, obras y/o actividades de las comunidades, de la Orden y de nuestra Iglesia se realice y se cumpla los designios de Dios 

 

 

5to DÍA (14 de marzo) – JOSÉ, padre en la ACOGIDA

José acogió a María sin poner condiciones previas 

 

“Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa”

Mt 1, 24

 

La acogida de José nos invita a acoger a los demás, sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque Dios elige lo que es débil. Muchas veces ocurren hechos en nuestra vida cuyo significado no entendemos… José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece … lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia. La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge. José no es un hombre que se resigna pasivamente. La acogida es un modo por el que se manifiesta en nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Sólo el Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la existencia. La fe que Cristo nos enseñó es… la que vemos en san José, que no buscó atajos, sino que afrontó “con los ojos abiertos” lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona.

Recemos a nuestros Padre, para que por la intercesión de San José, en nuestras comunidades cristianas y agustinianas nadie se sienta excluido y para que, nosotros, no caigamos en la tentación de excluir a ninguno de nuestros hermanos. 

 

 

6to DÍA (15 de marzo) – JOSÉ, padre de la VALENTÍA CREATIVA.

Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, 

sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar.

 

“José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes”. Mt 2, 14-15

 

Nos preguntamos por qué Dios no intervino directa y claramente. Pero Dios actúa a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención. Él era el verdadero “milagro” con el que Dios salvó al Niño y a su madre. El cielo intervino confiando en la valentía creadora de este hombre, que cuando llegó a Belén y no encontró un lugar donde María pudiera dar a luz, se instaló en un establo y lo arregló hasta convertirlo en un lugar lo más acogedor posible para el Hijo de Dios que venía al mundo (cf. Lc 2,6-7) [… ]El Evangelio nos dice que Dios siempre logra salvar lo que es importante, con la condición de que tengamos la misma valentía creativa del carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia.

 

QUÉ SAN JOSÉ NOS CONCEDA LA GRACIA DE NO BAJAR LOS BRAZOS FRENTE A LAS PROBLEMÁTICAS. Recemos, principalmente, por aquellos que se encuentran en dificultades para que Dios les conceda la gracia de asumir las dificultades con la valentía creativa del carpintero. 

 

 

7to DÍA (16 de marzo) – JOSÉ, padre TRABAJADOR

San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. 

 

Al llegar a su pueblo, Jesús, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. “¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?”.  “¿No es este el hijo del carpintero?” Mt 13, 54-55

 

El trabajo se convierte en participación en la obra misma de la salvación… para desarrollar las propias potencialidades y cualidades, poniéndolas al servicio de la sociedad y de la comunión. El trabajo se convierte en ocasión de realización no sólo para uno mismo, sino sobre todo para ese núcleo original de la sociedad que es la familia. Una familia que carece de trabajo está más expuesta a dificultades, tensiones, fracturas e incluso a la desesperada y desesperante tentación de la disolución. ¿Cómo podríamos hablar de dignidad humana sin comprometernos para que todos y cada uno tengan la posibilidad de un sustento digno? Imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!

 

Recemos para que en las familias no falte el pan y el trabajo; y, pidamos, especialmente, por aquellos hermanos nuestros que se encuentran desocupados para que no caigan en la tentación de la desesperanza y puedan encontrar prontamente trabajo para que puedan sostener a sus seres queridos con dignidad.

 

 

8vo DÍA (17 de marzo) – JOSÉ, padre EN LA SOMBRA

Con la imagen evocadora de la sombra define la figura de José, que para Jesús es la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos. 

 

“Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús.” Mt. 1, 24-25

 

Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. En la sociedad de nuestro tiempo, los niños a menudo parecen no tener padre. También la Iglesia de hoy en día necesita padres… Ser padre significa introducir al niño en la experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser libre, de salir… El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. José nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida. Siempre que nos encontremos en la condición de ejercer la paternidad, debemos recordar que nunca es un ejercicio de posesión, sino un “signo” que nos evoca una paternidad superior. En cierto sentido, todos nos encontramos en la condición de José: sombra del único Padre celestial… y sombra que sigue al Hijo.

 

Recemos por nuestros padres y por todos aquellos que han ejercido la misión de paternidad en nuestras vidas: abuelos, tíos, docentes, amigos… SEAMOS AGRADECIDOS CON ELLOS.

 

 

9no DÍA (18 de marzo) – JOSÉ, santo patrono de la IGLESIA

santo protrono de la ORDEN AGUSTINIANA

El Hijo del Todopoderoso viene al mundo asumiendo una condición de gran debilidad. Necesita de José para ser defendido, protegido, cuidado, criado. Dios confía en este hombre, del mismo modo que lo hace María, que encuentra en José no sólo al que quiere salvar su vida, sino al que siempre velará por ella y por el Niño. En este sentido, san José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre, y nosotros también, amando a la Iglesia, continuamos amando al Niño y a su madre.

Así, cada persona necesitada, cada pobre, cada persona que sufre, cada moribundo, cada extranjero, cada prisionero, cada enfermo son “el Niño” que José sigue custodiando. Por eso se invoca a san José como protector de los indigentes, los necesitados, los exiliados, los afligidos, los pobres, los moribundos. Y es por lo mismo que la Iglesia no puede dejar de amar a los más pequeños, porque Jesús ha puesto en ellos su preferencia, se identifica personalmente con ellos. De José debemos aprender el mismo cuidado y responsabilidad: amar al Niño y a su madre; amar los sacramentos y la caridad; amar a la Iglesia y a los pobres. En cada una de estas realidades está siempre el Niño y su madre.

 

San José, ruega por nuestra familias. San José, ruega por nuestra comunidad educativa. San José, ruega por nuestra comunidad parroquial. San José, ruega, por nuestra arquidiócesis. San José, ruega por nuestra ciudad. San José, ruega, por nuestro país. San José, ruega por nuestra Orden agustiniana. San José, ruega por nuestra Iglesia. 

 

Oración FINAL para todos los días.

Imploremos a san José la gracia de las gracias: nuestra conversión; a él dirijamos nuestra oración:

Salve, custodio del Redentor

y esposo de la Virgen María.

A ti Dios confió a su Hijo,

en ti María depositó su confianza,

contigo Cristo se forjó como hombre.

Oh, bienaventurado José,

muéstrate padre también a nosotros

y guíanos en el camino de la vida.

Concédenos gracia, misericordia y valentía,

y defiéndenos de todo mal. 

Amén.

Autor: Papa Francisco

 

 

ORACIÓN DE LA HUMILDAD DE SAN JOSÉ

Enséñanos, José

Cómo se es “no protagonista”

Cómo se avanza sin pisotear,

Cómo se colabora sin imponerse,

Cómo se ama sin reclamar.

 

Dinos José

Cómo se vive siendo “número dos”,

Cómo se hacen cosas fenomenales

desde un segundo puesto.

 

Explícanos

Cómo se es grande sin exhibirse,

Cómo se lucha sin aplauso,

Cómo se avanza sin publicidad,

Cómo se persevera y se muere uno

sin esperanza de que le

hagan un homenaje.

 

LETANÍAS A SAN JOSÉ

Señor, ten piedad de nosotros (bis)

Cristo, ten piedad de nosotros (bis)

Señor, ten piedad de nosotros (bis)

Cristo, óyenos (bis)

Cristo, escúchanos (bis)

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros.

Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.

Santa Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.

Santa María, ruega por nosotros 

-San José, ruega por nosotros

-Ilustre descendiente de David, ruega por nosotros

-Luz de los patriarcas, ruega por nosotros

-Esposo de la Madre de Dios, ruega por nosotros

-Custodio purísimo de la Virgen, ruega por nosotros

-Nutricio del Hijo de Dios, ruega por nosotros

-Diligente defensor de Cristo, ruega por nosotros

-Jefe de la Sagrada Familia, ruega por nosotros

-José justo, ruega por nosotros

-José casto, ruega por nosotros

-José prudente, ruega por nosotros

-José fuerte, ruega por nosotros

-José obediente, ruega por nosotros

-José fiel, ruega por nosotros

-Espejo de paciencia, ruega por nosotros

-Amante de la pobreza, ruega por nosotros

-Modelo de obreros, ruega por nosotros

-Gloria de la vida doméstica, ruega por nosotros

-Custodio de vírgenes, ruega por nosotros

-Sostén de las familias, ruega por nosotros

-Consuelo de los desdichados, ruega por nosotros

-Esperanza de los enfermos, ruega por nosotros

-Patrono de los moribundos, ruega por nosotros

-Terror de los demonios, ruega por nosotros

-Protector de la santa Iglesia, ruega por nosotros

-Protector de la orden agustiniana, , ruega por nosotros

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Ten piedad de nosotros.

  1. Lo nombró administrador de su casa.
  2. Y señor de todas sus posesiones.

Oración

¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

ORACIÓN A SAN JOSÉ ANTES DE LA COMUNIÓN

¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no sólo ver y oír al Dios a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron; sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!

 

V/ Ruega por nosotros, bienaventurado José.

R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

 

Oración: 

Oh Dios, que nos concediste el sacerdocio real; te pedimos que, así como san José mereció tratar y llevar en sus brazos con cariño a tu Hijo unigénito, nacido de la Virgen María, hagas que nosotros te sirvamos con corazón limpio y buenas obras, de modo que hoy recibamos dignamente el sacrosanto cuerpo y sangre de tu Hijo, y en la vida futura merezcamos alcanzar el premio eterno. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén