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NOVEDADES

Padre Salustiano, Misionero agustino | 6° Boletín

Queridos amigos y amigas del P. Salustiano:
Con gran alegría quiero informarles sobre los avances del Tribunal Eclesiástico, constituido por los Sacerdotes de la Arquidiócesis de Salta, Presbíteros Loyola Pinto y Lucio Francisco Ajaya, que generosamente dedican su tiempo a la Causa de Beatificación de nuestro querido P.
Salustiano Han recibido los testimonios de unas cuarenta personas, en especial de Salta, concretamente de la Vicaria de San Antonio; también han viajado a Santa María, para recibir los testimonios de las personas que conocieron y trataron con el P. Salustiano, durante el tiempo que ejercicio su labor
pastoral como párroco de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación.


Prosigamos todos unidos colaborando, en primer lugar, con nuestras oraciones y sacrificios, igualmente implorando su ayuda e intercesión por nuestros enfermos y necesitados, para que alcanzar tan noble causa.


Les saluda fraternalmente
P. Pablo Hernando Moreno.


TESTIMONIOS SOBRE EL P. SALUSTIANO MIGUÉLEZ O.S.A.

En este Boletín quiero transcribir el testimonio de Nuestro Padre General, Rvdo. P. Alejandro Moral Antón, donde nos relata los distintos momentos en que conoció y trato con el P. Salustiano:
“Conocí al P. Salustiano cuando yo era niño. Le conocí en la Vid (Burgos) cuando estaba con los niños. No sé cuál fue el motivo por el que él estaba allí porque yo nací en el año 1955 (en La Vid), vivían mis padres allí y él para entonces habría finalizado ya su estancia en el Monasterio. De aquel primer recuerdo, permanece en mi mente la idea de un hombre bondadoso, alegre, que le gustaba estar al lado de los niños y hacerles felices y que les regalaba caramelos.
Mi recuerdo más fuerte lo tuve a partir de mi primer viaje a Cafayate en el año 1994. Posteriormente viajé a nuestra Prelatura como Prior Provincial en varias ocasiones y me encontré con él. Siempre me pareció un hombre afable, alegre, entregado a su misión, estaba convencido de ello porque era un hombre de fe absoluta en el Señor. Estaba en Salta y atendía la Parroquia donde se encontraban las “chicas que trabajaban en el servicio a los hombres”. El ambiente no siempre era el mejor pero él nunca dudo en
ayudar a quien se lo pidiese y lo necesitara.
Creo que se encarnó verdaderamente como un apóstol de las gentes, entrando en los problemas, en las situaciones de las personas, en el dolor y las dificultades. Admiré mucho este servicio, ya a su edad, porque era mayor y dedicaba el tiempo a la pastoral como si fuera un joven. Con su hábito le
veía alejarse de casa para ir a la Parroquia. Y cuando estábamos comiendo, en ocasiones llegaba tarde por esa entrega y generosidad.
En alguna ocasión pude confesar allí, donde él trabajaba en su apostolado, ciertamente los problemas (lo poco que llegué a percibir en alguna confesión) eran importantes, fuertes.
En la comunidad me pareció siempre un hombre bueno, dialogante porque, además, era capaz. Hablaba con todos los hermanos con naturalidad.
Puedo dar un testimonio importante cuando ya se encontraba en la casa Provincial de Columela. Él estaba ya con su enfermedad pero seguía los rezos en la comunidad y comía con nosotros, con la comunidad. Un día se me acercó con varias cartas que había escrito a sus familiares y me dijo “P.
Provincial, he escrito estas cartas a familiares para informarles de mi situación, me da usted permiso para enviarlas”.
Ciertamente sabía que esa práctica se había realizado hacía ya muchos años o, al menos, algunos años, sin embargo a mí no me había sucedido nunca. Yo no sabía si reír o si llorar de emoción, de ver a un fraile
que aún creía en una obediencia de esa manera. Lógicamente le dije que yo le llevaba las cartas a correos (a Cibeles) y que hacía muy bien escribiendo a sus personas queridas.
Cuando falleció me llamó la Doctora Concha (María Inmaculada), que había tenido a sus hijos en el Colegio San Agustín y tenía a sus nietos allí.
Me conocía (somos amigos desde hace tiempo) y trabaja en el hospital de La Paz donde falleció el P. Salustiano. Era muy temprano cuando recibí su llamada y me comentó que “había fallecido el P. Salustiano”. Ella le había encontrado recién fallecido donde retiran a las personas fallecidas y allí
había rezado, me dijo, por su eterno descanso.
Posteriormente nos acercamos al hospital y pedimos que nos aclararan qué había sucedido porque no parecía que él se encontrara tan mal la noche anterior cuando el hermano Rafael castilla le acercó en coche al hospital. De hecho yo le despedí en la puerta del aparcamiento que tenemos en Columela y me saludo con todos sus conocimientos bien despiertos y nos despedimos hasta dentro de unos días… pero ya nunca volvimos a encontrarnos en vida.
Personalmente creo que es de esos santos que con sencillez, entrega y enorme generosidad viven su fe. El Espíritu les guía y ellos obedecen siempre a sus indicaciones. Me da mucha alegría y emoción hablar de esta persona tan sencilla, humilde y entregada.

Roma, a 27 de mayo de 2024
P. Alejandro Moral Antón

MonaSterio de ntra. Sra. de la vid

FavoreS Y teStiMonioS
Testimonio de Ruth Mamaní:
“En el momento que recibí la estampa del P. Salustiano estaba pasando por un momento muy difícil en mi familia inmediatamente me puse en sus manos para que, por su intercesión las cosas se solucionaran lo más pronto y mejor posible, es por ello que le prometí rezarle todas las noches por una semana y
así fue que todo está mejor y tengo Fe que el P. Salustiano me concederá la total gracia que necesito para salir de este problema que me aqueja hoy”.

Oración:
Padre Salustiano
tu que con tu mano me hiciste hija de Dios,
con tus ojos contemplaste mi inocencia de niña,
así hoy te pido tu Gracia
para salir de este mal momento. Amen.

De nuevo les recuerdo, que no dejen de enviarme los favores que reciban
por intercesión del Padre Salustiano.

Para comunicar favores o pedir información:
P. Pablo Hernando Moreno, O.S.A.
San Martín de Tours 2949
1425 Buenos Aires
Cel: 11-44205014
pablodelacruz27@gmail.com