NUESTRA SEÑORA DEL SOCORRO
Según una historia legendaria, en el siglo XV un comerciante adinerado de la isla de Creta poseía la pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Este mercader, devoto de la Virgen, decidió llevar el cuadro a Italia. Pasado un tiempo, el mercader enfermó gravemente y llamó a un amigo para rogarle que, después de su muerte, colocara el icono de la Virgen en un templo digno para que pudiera ser venerada por el pueblo. el amigo accedió a la promesa pero no llegó a cumplirla por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen. Finalmente, fue colocada en la Iglesia de San Mateo de Roma, situada entre la basílica de Santa María la Mayor y la de San Juan de Letrán.
En 1798, Napoleón ordenó el exilio del Papa Pio VII y destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo. Un religioso agustino, sin embargo, logró llevarse secretamente el icono de María.
Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, entregó a los agustinos el monasterio de San Eusebio y despuñes la casa y la Iglesia de Santa María en Posterula. La pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue colocada en la capilla privada de los agustinos y allí permaneció durante sesenta y cuatro años.
Los religiosos redentoristas solicitaron la mediación del Papa Pio IX para que el famoso icono de estilo bizantino tuviera sede en su iglesia. Desde 1866 el icono original, pintado en madera, tiene su santuario en la iglesia de San Alfonso, de Roma. Es la devoción mariana más venerada en Rusia y está considerada como un símbolo de unión entre la Iglesia romana y las iglesias orientales separadas.
La devoción a Maríaa con el título del Socorro, apareció en los primeros años del siglo XIV en la iglesia de San Agustín de Palermo, capital de Sicilia, en Italia. Desde allí se difundió a toda la Orden Agustiniana, particularmente a Italia, España y América Latina. La Orden de San Agustín introdujo la memoria de la Virgen del Socorro en su liturgia el año 1804.